Por Chandler Burr
Sobre el autor: Chandler Burr es un periodista que contribuye regularmente con The New York Times y que ha escrito para The Atlantic y The New Yorker. Es autor de dos libros, “Una Creación Separada: la Búsqueda de los Orígenes Biológicos de la Orientación Sexual [‘A Separate Creation: The Search for the Biological Origins of Sexual Orientation’] y “El Emperador del Olor: una Historia de Perfume, Obsesión y el Misterio de los Sentidos” [‘The Emperor of Scent: A Story of Perfume, Obsession, and the Last Mystery of the Senses.’] Vive en la ciudad de Nueva York. www.chandlerburr.com
El furioso debate sobre los derechos gay en última instancia gira sobre una simple pregunta. Y resulta algo bastante extravagante que casi no se conozca que responder esa pregunta pondrá un cierre definitivo a la batalla nacional por los derechos gay; y esto no es algo casi desconocido solamente en los Estados Unidos en general, sino también entre la gente gay. En su meollo, la respuesta a esta pregunta es la única que importa; es la que determina el curso más adecuado de las políticas públicas, y la única que podrá obtener el triunfo en la batalla política por los derechos gay: ¿Es la homosexualidad una elección de estilo de vida o es la homosexualidad un rasgo biológico innato? Expresémoslo de otra manera: ¿se elige ser gay, o simplemente nacen así? Quizás les sorprenda descubrir que ya conocemos la respuesta a esta pregunta. De hecho, por más sorprendente que sea, hemos conocido la respuesta por décadas.
La importancia de esta pregunta para el debate sobre los derechos gays y lésbicos en Estados Unidos ha sido clara desde hace años. Encuesta tras encuesta ha demostrado que si la orientación sexual fuera, en todos los seres humanos, un rasgo innato como la raza, el color de ojos o el género, una abrumadora mayoría de los norteamericanos la aceptarían, y darían su apoyo a que la gente gay tenga iguales derechos. En 1997, U.S. News & World Report and Bozell Worldwide, una compañía mundial de mercadeo que se especializa en reunir datos de opinión, llevó a cabo una encuesta de categoría nacional sobre cómo las actitudes de los norteamericanos cambian frente a la evidencia de que los rasgos son innatos. Encuestaron respuestas de diferentes rasgos, incluyendo enfermedad mental, alcoholismo, drogadicción y homosexualidad. Los resultados fueron espectaculares. El 41% de los encuestados estaba fuertemente en favor de dar fondos para la rehabilitación de drogas y alcohol. Sin embargo, entre los que creían que el alcoholismo y la drogadicción son biológicas hubo un 51% y un 54% respectivamente que estaban a favor de dar estos fondos, lo que significa un 10% más: y como bien sabemos todos ahora, en temas de votación un cambio del 10% es suficiente para decidir la mayoría de las elecciones. El 54% de todos los encuestados estaban fuertemente a favor de dar fondos para la investigación de enfermedades mentales, en tanto que la cifra era del 63% entre los que afirmaban que es algo genético. Pero estos porcentajes eran nada comparados con la homosexualidad. El 45% de los norteamericanos estaba a favor de los derechos gays. Entre los votantes que creen que la homosexualidad es una orientación biológica, la cifra fue el 70%.
En la realidad, el poder político de la pregunta sobre elección vs. orientación sexual ha crecido: ¿Cuál fue la pregunta que por sí misma creó más discusiones en los debates Bush-Kerry del 2004? La de Bob Schieffer, de CBS News, que les preguntó a ambos candidatos: “¿Cree usted que la homosexualidad es una elección?” En relación con esto, la respuesta a esta pregunta tiene una correlación sorprendentemente alta con el apoyo a la igualdad gay lésbica. Citemos un caso reciente: en noviembre del 2004, una encuesta hecha por Lake, Snell, Perry & Associates investigó sobre el apoyo a las uniones civiles y el matrimonio gay. El 79% de la gente que piensa que los seres humanos nacen con orientación sexual apoyan las uniones civiles o la igualdad del matrimonio civil. Entre los que creen que ser hétero o gay es una elección, el apoyo para las uniones civiles o el matrimonio civil para la gente gay es solamente del 22%. Esto da una diferencia de casi el 60%. Resulta claro como el cristal que la opinión sobre orientación sexual de un votante norteamericano está muy cerca de ser un predictor casi infallible del modo en que él o ella vota en relación con los derechos gays.
Todo lo cual hace que este debate sea asombrosamente extraño, dado que conocemos desde hace años la respuesta a esta pregunta.
LA RESPUESTA
Un poco de Introducción a la Biología: Para cada rasgo humano que estudian, los clínicos y biólogos ensamblan lo que se llama un “perfil de rasgo”, que es la suma total de todos los datos que se han reunido sobre el rasgo clínicamente (básicamente, la investigación clínica significa una investigación hecha por medio de 1: preguntas y 2: observación empírica para responder las preguntas). Los investigadores reúnen grupos de sujetos de diferentes áreas del mundo, les preguntan sobre su rasgo, observan en ellos ese mismo rasgo, y registran los datos. Los diversos aspectos del rasgo son descritos con precisión: se establecen las gradaciones y variaciones del color de ojos, se hace notar la correlación o falta de correlación del color de ojos con el género, la geografía, la raza o la edad, los científicos observan el modo en que el color de ojos es pasado de generación en generación: todo esto son claves de si el color de ojos es o no un rasgo biológico. Los datos son resumidos en monografías [papers] y gráficos y publicados en los medios de literatura científica. Esto, en suma, es lo que construye el perfil del rasgo.
Aquí les presento el perfil de un rasgo sobre el que se ha hecho durante décadas investigación clínica. Está tomado de la literatura científica publicada. Cuál es el rasgo debería ser bastante obvio:
1) Los biólogos se refieren a este rasgo como un “dimorfismo estable” (se presenta en todas las poblaciones humanas como dos orientaciones) que se expresa comportamentalmente.
2) Los clínicos han reunido datos que dicen que alrededor del 92% de la población tiene la orientación mayoritaria, y el 8% tiene la orientación minoritaria.
3) La evidencia provista por la historia del arte sugiere que la incidencia de estas dos diferen-tes orientaciones ha sido constante durante cinco milenios.
4) El rasgo no tiene signos físicos, corporales, externos. Esto significa que no se puede percibir la orientación de una persona simplemente mirándola. Y la orientación minoritaria aparece en...
5) Como el rasgo en sí mismo es interno e invisible, el único modo de identificar una orientación es observar la conducta o el reflejo que lo expresa. Sin embargo, (y esto es crucial)…
6) … como el rasgo en sí mismo no es “conducta” sino una orientación interna, invisible, los que tienen la orientación minoritaria pueden esconderse (generalmente debido a la coerción o a la presión social) mediante el expediente de comportarse como si tuvieran la orientación mayoritaria. Hace ya varias décadas, aquellos que tenían la orientación minoritaria eran a menudo obligados a comportarse como si tuvieran la orientación mayoritaria; pero internamente la orientación seguía siendo la misma y, a medida que las presiones sociales se hicieron más leves, la gente con esta orientación minoritaria ha podido expresarla abiertamente.
7) La observación clínica muestra claramente que ninguna orientación de este rasgo es una enfermedad o trastorno mental. Ninguna de las dos es patológica de ningún modo observable.
8) Ninguna de las dos orientaciones es elegida.
9) Los signos de la orientación de cada uno son detectables muy tempranamente en los niños, a menudo (según han establecido los investigadores) a la edad de dos o tres años. Y probablemente la orientación de cada uno quedó definida, cuando más, a los dos años de edad, y muy posiblemente antes del nacimiento. Estos datos indican que el rasgo era biológico, no social, en su origen, así que los clínicos hicieron sistemáticamente más preguntas. Y éstas comenzaron a revelar los planes genéticos que yacían debajo del rasgo:
10) Los estudios de adopción demuestran que la orientación de los niños adoptados no está relacionada con la orientación de sus padres, lo que demuestra que el rasgo no es creado por la crianza o la sociedad.
11) Los estudios de gemelos muestran que pares de gemelos idénticos, con sus genes idénticos, tienen una probabilidad mayor que el promedio de compartir la misma orientación, comparándolas con pares de individuos seleccionados al azar; la tasa promedio de este rasgo en cualquier población dada (se la llama “tasa de trasfondo” [“background rate”] está justamente por debajo del 8%, en tanto que la tasa de gemelos está justamente por arriba del 12%, más de un 50% más alta.
12) La incidencia de la orientación minoritaria de este rasgo es llamativamente más alta en la población de varones —alrededor del 27% más alta— que en la población de mujeres. Muchas enfermedades genéticas, por rezones que ahora entendemos muy bien, se producen más en hombres que en mujeres.
13) De modo similar al del rasgo llamado color de ojos, los estudios familiares conducidos por científicos muestran que la orientación minoritaria es claramente algo “que va con la familia”, y que se transmite de padres a hijos.
14) Este esquema muestra un “efecto materno,” que es un indicador clásico de la presencia de un rasgo genético. La orientación minoritaria, cuando se expresa en varones, parece se transmitida a los descendientes por la madre.
Ahora se pueden colocar juntos todos los datos, y se tiene el perfil del rasgo. Por supuesto, el rasgo que acaba de ser descrito es la propensión de uso de las manos.
El hecho de ser diestro, i.e., utilizar preferentemente la mano derecha, es la orientación de mayoría; la zurdería, i.e. utilizar preferentemente la mano izquierda, es la orientación de minoría. Es en relación con la propensión de uso de las manos que los zurdos varones son 27% más numerosos que las mujeres zurdas, dado que la tasa de trasfondo de zurdería es en varones el 12%, en tanto que en mujeres es el 8%, y la zurdería es una orientación no elegida, inmutable, interna e instintiva; se puede obligar a las personas zurdas a escribir con la mano derecha, como se hacía hasta fines de la década del cincuenta en las escuelas católicas, donde se creía que la zurdería era maligna y que era una falla moral, pero el resultado es solamente un comportamiento que enmascara la verdadera orientación.
Resulta que el perfil de rasgo para la propensión de uso de la mano en los seres humanos es asombrosamente similar a un perfil que los clínicos y los genetistas han ensamblado en relación con otro rasgo humano: la orientación sexual. La heterosexualidad, que es la orientación de la mayoría, describe aproximadamente al 95% de nosotros, en tanto que la homosexualidad, que es la orientación de minoría, describe aproximadamente al 5% (La cifra del “10 por ciento gay” ha sido siempre apenas una creación estadística de algunos activistas gays demasiado agresivos). La investigación clínica muestra claramente que la homosexualidad es heredable, como la zurdera. Ninguno de los dos rasgos se correlaciona con factores ambientales. Todos los estudios de gemelos indican biología (Solamente para que quede más claro: todo el mundo está de acuerdo en que ser diestro o ser zurdo es un rasgo biológico, pero probablemente hay algunos genes que crean la condición de uso propensiónl de una u otra mano, y algunos otros factores no biológicos, como las hormonas y la estructura neural). Que es la razón por la cual en muchos gemelos idénticos un gemelo usa preferentemente la mano derecha y el otro gemelo es zurdo. Lo mismo se aplica a la orientación sexual en gemelos idénticos. Pero (sorpresa) con la orientación sexual los dos gemelos comparten el rasgo homosexualidad más a menudo que lo que comparten la zurdería, y sin embargo a nadie se le ocurre aseverar que esto es prueba de que la zurdería es “haber elegido un estilo de vida alternativo” porque la zurdería ya no es considerada un tema moral… en este momento. Antes sí era un tema moral. Después la sociedad cambió. La orientación sexual, como la propensión de uso de la mano, de los niños adoptados no tiene relación con la de los padres adoptivos (un poderoso control que demuestra que el ambiente no es un factor en la creación de orientación sexual). Y ambos rasgos muestran un “efecto materno” que señala hacia el cromosoma X.
LOS GENES SON IRRELEVANTES PARA LA ELECCIÓN
Aquí hay otra cosa que la mayor parte de la gente no entiende. No necesitamos descubrir los genes para saber que uno no “elige” su orientación sexual, así como no necesitamos descubrir los genes del color de ojos para saber que uno no “elige” el propio color de ojos. Estamos acercándonos al momento de establecer cuáles son los genes que nos hacen heterosexuales u homosexuales. Los genetistas, usando la investigación de los clínicos, han comenzado a buscar los determinantes biológicos subyacentes en la homosexualidad, la bisexualidad y la heterosexualidad. En diez, veinte o treinta años probablemente habremos desentrañado el misterio. Ya tenemos los elementos básicos. En los primeros meses del año 2005 en el altamente respetado periódico biomédico Genética Humana [Human Genetics], el equipo del doctor Brian Mustanski, de la Universidad de Illinois en Chicago, identificó tres regiones cromosómicas ligadas a la orientación sexual en los varones: 7q36, 8p12, y 10q26. Esto es muy interesante en un nivel biológico (y es interesante en un nivel politico, porque con solo un poquito más de investigación estaremos en condiciones de comenzar a testear a los fetos eb el útero para averiguar su orientación sexual), pero es completamente irrelevante en relación con las cuestiones de la elección, la patología, la distribución en poblaciones, etcétera. Nadie pone en duda que los ojos azules se dan más frecuentemente en los caucásicos que en los asiáticos, pero esto no lo sabemos porque hayamos descubierto los genes del color de ojos; lo sabemos por la observación clínica del color de ojos en gente de todo el mundo. Nadie pone en duda que alrededor del 7,8% de todos los seres humanos son zurdos, pero no recibimos esa información de los genes: de hecho, hasta el momento no tenemos idea de cuáles son los genes del uso propensiónal de las manos. También esta vez la obtuvimos de la observación clínica. La posición de la Iglesia Católica es la posición empíricamente correcta: la Iglesia Católica sostiene que la orientación homosexual es un “instinto innato”, no una elección o un “estilo de vida”, y la Iglesia no necesitó de los genes para llegar a esa conclusión; usó la observación empírica. No necesitamos encontrar los genes de la orientación sexual para saber que las personas no “eligen” ser heterosexuales, así como no necesitamos encontrar los genes de la propensión de uso de las manos para saber que las personas no “eligen” ser diestras. Entre los científicos, esto es tan obvio como que el cielo es azul.
LO QUE SIGNIFICA TODO ESTO
Es extraño moverse desde estos datos, que han sido aceptados por los científicos como algo dado y no merecedor de mayor mención desde hace ya años, a las reacciones altamente emocionales de aquellos cuyas preconcepciones se ven contradichas por los hechos. El dolor emocional es tan fuerte como la conmoción conceptual, y la conmoción conceptual es total: los datos clínicos exigen un cambio en los términos más básicos sobre los que se desarrolla el debate. El hecho más básico que hay que entender sobre la orientación se-xual, que sin embargo es el hecho que más difícil resulta de entender para la mayoría de la gente, es ridículamente simple: la conducta no es la orientación sexual. Cuando se entiende que el rasgo humano zurdería es prácticamente idéntico a la homosexualidad, se entiende que un gay tapado que, escondiéndose del mundo, se casa con una mujer y secretamente tiene sexo con varones no es “bisexual”; es homosexual y está tapado, y vive en una sociedad que lo presiona para que le mienta a su mujer, a sus compañeros de trabajo y a su familia para camuflar su verdadera naturaleza. Se envuelve en conductas heterosexuales para engañar al afuero, pero de ningún modo es hete-rosexual.
La conducta no es la orientación sexual, y la diferencia entre la conducta y la orientación es tan obvia como el hecho de mentir: cuando uno cuenta una mentira, sabe perfectamente bien por dentro cuál es la verdad; si uno estuviese en condiciones de decir la verdad se comportaría diferentemente y diría cosas diferentes. Los hechos cientíricos muestran cómo muchas personas son incapaces hasta de discutir lo más básico sobre la homosexualidad. Se refieren a ella como una “preferencia sexual” o un “estilo de vida,” aunque ambos terminos son tan sinsentidos como decir que una persona tiene una “preferencia de zurdería” o que alguien está llevando el “estilo de vida zurdo”. Si no se puede comprender la diferencia entre un “estilo de vida” y una orientación sexual, nunca se encontrará la solución correcta a la cuestión de los derechos gays. Y para aquellas personas que no pueden comprender la orientación sexual, que creen que la orientación sexual es algo “elegido” de algún modo extraño, que se aterrorizan ante el hecho clínico y empírico de que los homosexuales y las personas zurdas simplementes poseen características dadas biológicamente, el impacto de esta investigación es, desdichadamente, algo aterrador. A los ideólogos de los dos lados del pasillo político los pone apopléjicos e irracionales. La ultraderecha socialmente conservadora está tan asustada de los derechos gays que se aferra desesperadamente a una falsedad demostrable. La Izquierda ideological está tan profundamente apegada al dogma marxita de que la biología no puede determiner nada sobre el character, el pensamiento y los instintos de los seres humanos (para la Izquierda, todos somos enteramente creados por fuerzas sociales, por lo cual resultan cruciales ciertos programas sociales) que arguye, tan anticientíficamente como la Derecha, que el gene gay no puede existir. Y después arguye que la investigación sobre el gene gay no debe llevarse a cabo porque podría ser usada para eliminar biológicamente a las personas gays, lo que contradice con exactitude su primera afirmación de que no hay gen gay.
Pero para aquellos que no estamos en la Derecha fanática o la Izquierda fanática, para aquellos que somos capaces de sobreponernos al miedo para considerer los hechos, los hechos nunca son temibles. Simplemente son. Y se los acepta y se los trata con alma. Hace años, un politico ingles, al enfrentarse con nueva información, cambió su posición sobre una norma política muy importante. Cuando un oponente se levantó a criticarlo, lo miró y dijo: “Cuando los hechos cambian, yo cambio mi opinión. ¿usted qué hace?”
En este mundo hay muchos que se aferran a ideas equivocadas y viejas concepciones que los consuelan, traen orden al caos de la vida, y los reaseguran, y cuando resulta que se termina por probar que tales ideas están equivocadas, tales personas se derrumban indefensas. La ciencia nunca ha sido fácil. En 1859, un naturalista inglés llamado Charles Darwin publicó un libro llamado El Origen de las Especies. La gente olvida que tanto la Derecha como la Izquierda explotaron en aullidos. Los conservadores atacaron al darwinismo por amenazar su visión creacionista de la especie humana. Y el darwinismo igualmente amenzaba a la extravagante, izquierdista y rousseauniana visión de la naturaleza humana que proponía una humanidad perfectible y utópica. Los izquierdistas temían y despreciaban una naturaleza humana darwiniana, que determinaba los instintos huma-nos de egoísmo, deseo sexual, ambición, violencia, inteligencia, jerarquía social y género. Y ahora descubren la orientación sexual. La orientación ma-yoritaria, la heterosexualidad. Y la orientación de minoría, la homosexualidad. Ambas se heredan por línea familiar, ambas son no elegidas, no patológicas e inmutables. Exactamente como la propensión al uso de la mano.
La conmoción no es nueva, y luchamos para ayudar a aquellos cuyas creencias han probado ser erróneas y que, entonces, sufren a causa de ello. En el Capítulo 21 de su libro de 1871, The Descent of Man, Darwin escribió a la Derecha y a la Izquierda:
“Muchas de las opiniones [I] presentadas [aquí] son altamente especulativas, y sin duda algunas probarán ser erróneas; pero en todo los casos he dado las razones que me han llevado a una opinión y no a la otra.... El ser humano [no] es la obra de un acto separado de creación [divina].... [Cuando se consideran los hechos], aprendemos así que el ser humano desciende de un cuadrúpedo peludo, provisto de cola y de orejas puntiagudas, probablemente de hábitos arbóreos.... La conclusión principal a que se llega en este libro... será, lamento pensarlo, altamente desagradable para muchas personas.... Pero aquí no estamos preocupando por las esperanzas y los miedos, sino solamente con la verdad, en la medida en que nuestra razón nos permite descubrirla.”